Regalos para Cuernavaca

23 de diciembre de 2013

La Navidad es tiempo de unidad por excelencia. Es una época para reunirnos con la familia, los amigos, los socios. Se intercambian regalos y abrazos, y se festejan todo aquello que nos mantiene unidos. Sin embargo, durante esta temporada no faltan también aquellos que, casi siempre, son olvidados: ¿Cómo festejamos a nuestra comunidad? ¿Qué le regalamos a Cuernavaca?

La ciudad merece que la cuidemos y queramos como parte de nuestra familia. Cuernavaca necesita a sus ciudadanos. Todos tenemos la posibilidad de actuar para hacerla más hermosa, más entrañable, más humana. Hay incontables formas de participar: podemos empezar por nuestra calle, por hacerla más disfrutable. Pintar ese muro que afea el paisaje, barrer la banqueta, arreglar una pequeña jardinera, limpiar una coladera.

Estos regalos no son “para nadie”: por el contrario, son regalos que le hacemos a todos y cada uno de los miembros de la comunidad, incluyendo a nuestra familia y amigos cercanos, quienes los tomarán en cuenta cada vez que se sientan contentos, orgullosos y satisfechos de vivir y pasear por nuestra ciudad.

Conocer y convivir con nuestros vecinos es otra manera de hacerle un regalo a Cuernavaca. Involucrarse. Recordar que ser parte de una comunidad conlleva una responsabilidad. Cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de mejorar la ciudad y, si nos organizamos, tendríamos la fuerza para hacerlo. Pero, para que las cosas cambien, debemos participar.

En 1932, por ejemplo, el Club Rotario de Cuernavaca organizó una campaña para pavimentar calles y construir banquetas. El comité Pro-Pavimentación de Cuernavaca, que así se llamaba, consiguió fondos mediante bailes, kermeses, funciones de cine y otros eventos. Gracias a los recursos obtenidos por el comité se repararon las calles Hidalgo, Matamoros y Arteaga. El Periódico Oficial del 31 de enero de 1932 resumió el espíritu de esta iniciativa con un elocuente encabezado: “La ciudad se rebela: los ciudadanos harán la pavimentación de la ciudad.”

Actualmente, todavía es posible emprender acciones como ésta. Hace unos días comerciantes del centro histórico presentaron públicamente la organización Procentro. Su primera acción fue comprar veinte piñatas monumentales que ya adornan las calles del centro y que, al terminar la temporada, serán donadas a niños de escasos recursos.

Los cuernavaquenses necesitamos más iniciativas como ésta. En cada cuadra, en cada casa, podemos hacer algo para mejorarla y así mostrar cuánto la queremos. ¿Qué le regalarás tú a Cuernavaca en esta Navidad?

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